Introducción.

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La revista no tiene auténticos precedentes de la imprenta preindustrial. Es un invento de la revolución industrial y, como tal, ha madurado en una relación de mutua dependencia con el Movimiento Moderno en el diseño gráfico. La historia del diseño de revistas es la de la lucha por apartarse de la tipografía tradicional de libros y diarios y por crear una nueva síntesis de texto y tipografía.


Hasta la última década del siglo XIX no empezaron a darse las condiciones sociales y los procesos técnicos requeridos para la producción de revistas modernas de circulación masiva. Resultado de la fusión del libro y el diario, hermano advenedizo de la gacetilla literaria y pariente pobre del cartel, la revista carecía de un formato visual único; en consecuencia se convirtió en un medio ideal para la exploración gráfica. Era un nuevo tipo de fuente de información aplicable a los requerimientos de una sociedad altamente estructurada, pero en curso de rápido cambio. En la era de la máquina, de la educación y de la política de masas, de la especialización, era necesario que la ilustración adquiriera un rango de igualdad con la palabra.

La revista moderna nació directamente de la invención de la reproducción fotográfica y de la automatización de la imprenta. Se asimilaron las nuevas tecnologías a través de la experimentación de nuevas formas de composición tipográfica y espacial; así, el diseño de revistas contemporáneo evolucionó en gran medida de forma paralela a la nueva estética desarrollada inmediatamente después de la Primera Guerra Mundial en Alemania, Unión Soviética y los Países Bajos. A mediados de la década de 1930, el centro de la creación se desplazó hacia Nueva York. El formato moderno de elementos integrados, en el que los componentes gráficos y escritos se amplificaban por medio de la combinación, se refinó y aplicó comercialmente a las revistas populares, en los gigantescos conglomerados editoriales de Estados Unidos.

Mientras el diseño de revistas se mantuvo como una actividad artesanal, resultaba inevitable que la composición tomase las formas tradicionales del libro. Muy pocas de las características gráficas individuales propias de la revista se establecieron antes de 1900. La revista sólo se distinguía del libro por su portada endeble y flexible; los titulares se parecían a los encabezamientos de los capítulos; la disposición de la tipografía era simétrica; el texto se desarrollaba de arriba abajo en columnas sencillas o dobles, a la manera de un libro; y las ilustraciones se colocaban ocupando la página entera opuesta al texto, o unidas a él sólo cuando la tipografía se colocaba rodeando las láminas. Muchos de estos rasgos prosiguieron hasta bien entrado el nuevo siglo, y todavía hoy se los puede encontrar en revistas técnicas o literarias, en las cuales permanecen, terca, aunque a veces apropiadamente, intactos.

Al principio, el impacto de los nuevos métodos de imprenta, fotografía y reproducción fotomecánica estuvo reducido a los ciclos de producción, impresión y distribución. Los editores utilizaban la nueva tecnología para incrementar la circulación, dar respuesta más rápido a los acontecimientos e incorporar las ilustraciones, pero la presentación y la composición permanecieron casi idénticas. El estilo decorativo y simétrico tradicional persistió mientras la creación de la página siguió siendo prerrogativa de periodistas y tipográficos artesanales. El diseño, a excepción del tema de ilustración de la portada, todavía no tenía el reconocimiento de actividad independiente.

Las Revistas Ilustradas y la revolucion fotográfica

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Las primeras revistas fueron periódicos literarios o políticos publicados exclusivamente para los ricos, y demasiado caros para una difusión mas amplia.

La Revolución Industrial ensanchó el horizonte social. En Europa, la creación de una clase media instruida y de una pequeña capa de obreros especializados, fomentó la invención de un nuevo tipo de revista distribuida mediante la re de ferrocarril.

La primera ola sostenida de edición de revista popular la proporcionaron las revistas semanales ilustradas. Su éxito coincidió con el crecimiento de los movimientos democráticos populares europeos y con los avances técnicos en la imprenta, que hicieron posible su producción. Las revistas ilustradas proporcionaron un nuevo, rápido y, sobretodo, vivaz servicio semanal de noticias, en un periodo de agitación política.

Empezaron a surgir en muchas ciudades europeas: L´illustration, en París, y Die illustrierte Zeitung, en Leipzig, ambas en 1843, también en Alemania; la revista española La ilustración fue publicada por primera vez en 1849, y en la década de 1850 aparecieron en estados Unidos las revistas Frank Leslie´s illustrated Newspaper y Harper´s Weekly. Estas fueron las antecesoras de Life, Paris Match y Picture Post, con la diferencia esencial de que la letra impresa mantenía su primacía en un formato copiado del de los diarios de la época.

La revolución fotográfica se afianzó contra la voluntad de muchos editores de revistas de la época, que nunca llegaron a comprenderla por completo. A partir del invento del daguerrotipo se estableció una batalla entre fotografía e ilustración, en la cual, curiosamente, cada una de ellas tomó características de la otra. Los artesanos labraron tales milagros con los sombreados de líneas entrecruzadas que las ilustraciones tomaron unas cualidades realistas, rara vez superadas por las primeras fotografías, y los facsímiles fotográficos impresos en las revistas estaban retocados que parecían dibujos. Gran parte del material fotográfico publicado en los semanarios se trataba como ilustración. Durante tres décadas, entre 1870 y 1900 la ilustración de revistas gozaba de su era dorada. La litografía a color, nacida de los experimentos de Cheret en 1860, llevó el color a las revistas por primera vez y proporcionó una libertad artística sobre las que se basaron muchas de las innovaciones aportadas por el Movimiento Moderno en el diseño gráfico.

La revista L´Art Moderne amplió el papel de la revista como “documentadota” no sólo de noticias, sino también de cultura popular y experiencia cotidiana. Las revistas artísticas rompieron convenciones, convirtiendo la portada, que tradicionalmente había sido un grabado estándar ornamentado utilizando sin cambios semana tras semana, en un vibrante cartel ilustrado de actualidad.

En la primera década del siglo XX se empezó a evidenciar que las nuevas formas de composición de la página en las editoriales comerciales se desarrollaban de forma bastante autónoma respecto a la vanguardia académica. Una percusora del diseño moderno aún mas destacada fue la revista deportiva francesa La Vie au Grand Air fundada en 1890. Para el año 1908 ya había adoptado un estilo de composición que era el precursor directo de las primeras revistas fotoperiodísticas. La Vie au Grand Air utilizaba el fotomontaje, secuencias de fotografías alineadas, recortes e inserciones de fotografías, que ampliaban el movimiento y la acción de la fotografía deportiva. No se volvió a ver nada similar durante los veinte años siguientes.

Las Revistas y el Movimiento Moderno

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La doctrina cubo-futurista del dinamismo plástico y la nueva tipografía objetiva actuaron como fuerzas primarias en la liberación del diseño de revistas de sus ataduras tradicionales. Las composiciones asimétricas crearon el potencial para un vocabulario visual fluido y dinámico, y ofrecieron una infinidad de mayores posibilidades compositivas que el estático y monolítico estilo clásico. El objetivo de la estética moderna es la creación de un equilibrio de otro tipo, que sea capaz de expresar no una mera armonía de masas, si no el cambio, el movimiento.



La nueva tipografía era tanto una expresión como un vehículo de cambio, adecuado para nuevos métodos de producción, nuevos tipos de material impreso, e idóneo para unas percepciones políticas y sociales transformadas.

La magnitud del impacto de la práctica del diseño moderno en las revistas fue tan grande debido a sus peculiares estructuras. Tradicionalmente la página había recibido un tratamiento de estructura vertical de columna, sin integración alguna con su opuesta respecto al lomo.El movimiento dadaísta colaboró en liberar a la tipografía de sus restricciones rectilíneas, y reforzó la idea cubista de los caracteres tipográficos como experiencia visual, la aportación dadaísta de los cuadros formados con palabras se convertiría en un elemento esencial para los diseñadores de revistas de la expresionista escuela de Nueva York en las décadas de 1950 y 1960. Aunque las mayores contribuciones al diseño de revistas fueron la aplicación del collage y el fotomontaje a la imprenta y el uso de secuencias fotográficas. La experimentación con combinaciones de tipo y fotografía, utilizando fotogramas, montajes y la simple yuxtaposición, tuvo su prolongación en los constructivistas, en la Bauhaus.

La escuela de New York

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Durante este periodo se alcanzó un compromiso satisfactorio entre la inspiración y la objetividad, conservaba una abstracta esencia constructivista y cuadraba con las necesidades técnicas de la prensa comercial hacia una confianza mas literal e intuitiva en las técnicas de redacción de anuncios y en los jeroglíficos figurativos, derivada de las artes publicitarias.


Con el movimiento pop volvería el revival, una tendencia creciente hacia formas decorativas preindustriales y caracterizada por una preferencia por el arte subjetivo de la ilustración, a expensas del de la fotografía. El predominio cultural del consumo sobre la producción produjo un clima poco favorable para la uniformidad de la nueva tipografía, aun en su vigorosa forma local y a pesar de la obstinada resistencia de a quellos diseñadores-periodistas ortodoxos que trabajaban, principalmente en revistas informativas ilustradas y que seguían haciendo uso de diseños sistematizados basados en retículas.


Los editores cayeron bajo la influencia de expertos en mercado e intentaron reducir el diseño de la portada y formato, tomando como base un conjunto de comunes denominadores: diseñadores adaptados a la superficialidad del contenido editorial, que cambiaron su atención por las técnicas de comunicación por la de las técnicas de reproducción. El diseño editorial en los años setenta cayó en picada hacia un infecundo periodo de meticuloso y ampuloso conservadurismo, mientras la tipografía era colocada en oposición a la dirección de arte como disciplina básica de la composición editorial.

Conclusiòn.

Aunque la revista tiene influencias compositivas del libro, el periódico y el cartel, fue un importante medio de comunicación gráfico y escrito que en sus comienzos era producido a manera de ilustración y carente de un formato propio; gracias a la influencia de las distintas corrientes artísticas se fue modificando el contenido de las mismas. Los cambios mas significativos que hubo en las tipografías reflejan la realidad de esos tiempos; con estructuras menos rígidas y la oposición a las composiciones lineales, era mejor hacer una composición que mostrara dinamismo, libertad, movimiento, ya no era solo ilustración en si misma, si no, una composición con sentido.
Podría decirse que hubo el punto en que el diseñador ponía toda su atención en sólo realizar un emocionante desarrollo grafico, y dejar de lado el contenido editorial de la revista, ya que ésta fue un importante vehículo de desarrollo para el diseño grafico como tal.

- - - - - - - - - - - Staff: - - - - - - - - - -


Yesenia Amezcua Zepeda
Ana Janette Andrade Hernández
Jorge Arturo Gómez González

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Universidad de Guadalajara

Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño
Diseño para la Comunicación Gráfica
Prof. Oscar Sanchez de Alba




Equipo 1

Yessenia Amezcua Zepeda Ana Janeth Andrade Hernandez Jorge Arturo Gómez González